Otras yerbas
 
Lo que sobra

El escultor Augusto Rodin mostraba orgulloso algunas de sus obras de arte.
- ¿Cómo puede crear usted obras tan maravillosas?- le preguntaron.
- Es sencillo -respondió-. Yo tomo un bloque de mármol y solamente le quito todo lo que le sobra.

 
De teléfono a teléfono

En 1915, cuando Alexander Graham Bell comunicó vía telefónica la costa este y la oeste de los Estados Unidos, ni sospechaba la evolución de su gran invento. Los teléfonos celulares, esos que casi caben dentro de una cuchara, no estaban en la imaginación ni siquiera de Julio Verne. Pero sí es cierto que ese 25 de enero del crudo invierno boreal, el ingenioso Bell cambió la historia el mundo. Y una curiosidad: Bell, en inglés, significa campana. Aunque hoy los aparatos tengan un simple vibrador que con su sonido reemplaza a las viejas campanillas.

 
Boca de portafolios

Al regresar el trompetista Louis Armstrong de su primera gira por Europa en el otoño de 1932 traía, con el eco de las ovaciones y los elogios, el sobrenombre de "Satchmo". Se debió a la confusión de un periodista del diario Mlody Maker -la publicación que descubrió al mundo el talento del trompetista-. Como parte de su presentación, Armstrong solía llamarse a sí mismo "satchelmouth" ("boca de maletín" o "de portafolios"). El cronista británico, poco familiarizado con el acento sureño de los Estados Unidos, entendió "satchmo". Así nació uno de los apodos más célebres del jazz.

 

Tutía

"No hay tu tía" es la frase que usamos para decir que no hay derecho a réplica, que no se puede hacer nada por solucionar algo. Y aunque no hay ninguna tía que tenga que ver con esto, la frase cobra sentido cuando consideramos que originariamente lo que no hay es "tutía", una suerte de escoria y resaca que queda en los hornos luego de la fundición de ciertos metales. Esto, mezclado con óxido de cinc, se utilizaba en la preparación de un ungüento de alto poder cicatrizante. Vale decir: una solución para las heridas. "No hay tutía", entonces, equivale a decir "no hay remedio".

 
A todo color

En 1909, en el teatro Palace-Varieté de Londres, se proyectaron por primera vez películas en color, gracias al empleo del sistema "cinemacolor", inventado por George A. Smith. Este sistema empleaba sólo dos colores (verde-rojo) que se mezclaban de forma aditiva. En 1935, se estrenó La feria de la vanidad; el primer largometraje comercial realizado en technicolor tricromático (azul-verde-rojo). En 1936, se presentó "The trail of the Lonesome Pine", el primer film rodado en technicolor tricromático en exteriores e interiores. Recién en 1939, con "Lo que el viento se llevó", el technicolor se impuso a escala mundial.


 

Irse al tacho

En un tiempo, el "tacho" era la caldera de gran tamaño utilizada en los mataderos primitivos para obtener sebo mediante desechos de reses, donde se los fundía. El sebo enfriado se enviaba a las jabonerías para fabricar con él un jabón muy ordinario, el jabón amarillo. De los mataderos de principios de siglo ha quedado la frase "se fue al tacho", que resume tanto un amor que fracasa, como una quiebra o un proyecto fracasado.

 
Llorar o defender

La región española de Granada fue uno de los principales bastiones de la ocupación mora en España. Se dice que su rey, Boabdil, la abandonó entre lágrimas cuando los españoles reconquistaron la fortaleza. Lo acompañaba su madre Aixa, quien le dijo unas palabras que llegan hasta nuestros días: "Llora, llora como mujer por lo que no supiste defender como hombre".

 
La flor nacional

Cuando en 1910 se cumplió el centenario de la Revolución de Mayo, un conjunto de sabios recibió el encargo de determinar cuál era nuestra flor nacional, eligiendo en aquel entonces a la "pasionaria", elección que no tuvo mayor eco en el país. Posteriormente, en 1928, se seleccionó la magnolia, el ceibo, la estrella federal y otra vez la pasionaria, en un consenso público, que dividió a los votos y a la opinión pública. Pero el investigador Martín Doello Jurado se inclinó por el ceibo, y luego de arduas gestiones se firmó el Decreto 38.974 en 1942, por el cual se declaraba "flor nacional" a ésta, designándose al 22 de diciembre de cada año como su fecha alusiva, por cuanto en esa época suele florecer en el Delta del Paraná esta maravillosa y rústica planta.

 

Destino histórico

Enfrentados en vida por sus ideas, Domingo Faustino Sarmiento y Juan Manuel de Rosas no esperaban una inmortalidad también enfrentada.
En la esquina de las avenidas del Libertador y Sarmiento, en la capital federal, se levanta la estatua que el francés Auguste Rodin esculpiera del Gran Sanjuanino. En frente de ella, se levanta la estatua del Restaurador.

 
A las jugosas salteñas

La historia de la empanada salteña está muy relacionada con la primera escritora argentina, Juana Manuela Gorriti. Esta poetiza y novelista salteña junto con su familia debieron huir a Bolivia huyendo de la muerte. Allí dice la tradición que en los primeros tiempos los Gorriti sufrieron la pobreza y el hambre. Su madre la peleaba hacienda empanadas, y para ahorrar masa utilizaba un sólo disco, para luego repulgarla.
Los bolivianos, a las empanadas las llaman "salteñas", por la fuerte presencia de estas mujeres.

 
Franklin, el visionario

Benjamín Franklin se ha destacado a lo largo de su vida como político, inventor, científico. A él se le debe los lentes bifocales, el pararrayos, el armonio, la sonda renal, entre otros granes inventos. Estando como embajador en Francia en 1785, asistió en París a la elevación del primer globo aerostático. Un funcionario, escéptico, le preguntó para qué serviría una cosa así, a lo que Franklin le respondió: "¿Para que sirve un recién nacido?". Durante la Guerra Franco-prusiana de 1870, el ministro francés Léon Gambetta huyó en globo del París asediado burlando así el bloqueo enemigo, lo que demostró que al globo aerostático, como a un recién nacido, sólo había que darle tiempo para que se desarrollase.
 
Comida rápida

La llamada "fast food" (del inglés, "comida rápida")
no es un invento del posmodernismo. En 1810 François Appert halló la manera de conservar alimentos calentándolos en recipientes metálicos a una temperatura superior a los 100 ºC, en un recipiente metálico. Nacía así la lata de conserva, de gran ayuda en el desarrollo de la cocina moderna. El ejército de Napoleón fue el primero en valerse del descubrimiento para su subsistencia durante la campaña a Rusia.

 

Buey corneta

Nos referimos a un "buey corneta" para designar a alguna persona que "desentona" con su entorno. El buey es el toro castrado que, bien alimentado, sirve para trabajos pesados en el campo y su cuidado está a cargo el boyero. Cuando aún siendo toro, por la disputa por una hembra pierde un cuerno, se lo llama "corneta" y eso es lo que los distingue de los demás. Así lo refiere el padre José Daniel Tomás en su periódico "Vino de Misa"

 

Como anillo al dedo

El sacerdote Giusseppe Sarto, luego Pío X, acababa de ser nombrado Monseñor y destinado como obispo de Mantua. Antes de partir hacia su nueva diócesis pasó por su pueblo natal a visitar a su anciana madre. Con sus atuendos púrpura, extendió su mano diciéndole:
- Vea madre, qué hermoso anillo me ha regalado Dios.
- Hijo mío -respondió ella, mostrándole su alianza matrimonial-, de no haber sido por este anillo que tu padre me regaló a mí, Dios no te habría regalado ese a ti.

 

Acta de defunción

En 1860 un hecho desgraciado se suscitó en las tierras del actual municipio de La Matanza, tal como quedó registrado en los archivos de esa comuna. En uno de los libros que guardan un valioso y rico testimonio de su historia, puede leerse:
"El infrascripto, Eusebio Rodríguez, alcalde, certifica que don Manuel Chico, que muerto lo tengo de cuerpo presente tapao con un poncho al parecer reyuno, le sorprendió la muerte al salir del baile de don Rufino, "El Catalán", de la quebrada de Doña Pepa, lugar muy conocido y de pública voz y fama en el pago.

"Interrogado el cadáver por tercera vez y no habiendo el infrascripto obtenido respuesta categórica alguna, resuelve darle sepultura en el campo de desaparecidos conforme cuadra su circunstancia física de que certifico.
"Nota: Hago constar que el finao era muy amante de la bebida y muy dado a las galanterías amorosas, por cuya circunstancia tenía una cicatriz en la quijada izquierda producida por un cucharón de grasa caliente que le arrojó al rostro de la cara la hija de la parda Nicolasa, no se sabe por qué safaduría. Vale".

 

A una nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado;
era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio nazón más narizado;
érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era;
érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.

Francisco de Quevedo

 
Buen oído

Carl Gauss se destacaba ya desde muy joven por su talento y sus cualidades de intelectual extraordinario. De paseo por la montaña con un profesor, éste quiso poner a prueba lo mucho que se decía de Gauss y señalando el campanario de una iglesia que se veía en el valle, le preguntó:
-¿Puede ver aquella mosca que higieniza sus alas sobre el campanario?
-No veo a la mosca -respondió el joven-. Pero puedo oír el ruido que hacen sus patas al restregarse contra las alas.

 
Chau

Esas simples cuatro letras que nos sirven tanto para despedirnos como para significar el final de algo (con tono triunfal o de derrota), tienen el mismo curioso origen vinculado con la esclavitud. "Schiavo", en italiano, significa esclavo, servidor, y aún nosotros solemos firmar ciertas epístolas acartonadas con el saludo "su seguro servidor". "Schiavo" derivó en "ciao" para los itálicos, y en "chau" para el Río de la Plata, o "chao" para otros países del sur americano, como breve despedida, saludo callejero o deseo de volver a verse pronto.

 
El llanto y la risa

En el Tratado de la Pintura de Leonardo Da Vinci, apuntes del genial artista compilados a modo de consejos, leemos lo siguiente: "El que ríe no se diferencia del que llora, ni en los ojos ni en la boca, ni en las mejillas, sino sólo en lo rígido de las cejas, que se abaten en el que llora y se levantan en el que ríe. A esto se añade que el que llora destroza con las manos el vestido y otros varios accidentes... El que derrama lágrimas levanta el entrecejo y une las cejas arrugando aquella parte, y los extremos de la boca se bajan; pero en el que ríe están levantados, y las cejas abiertas y despejadas".

 
A gusto del vecino

Relataba Juan Ramón Jiménez que el padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, mandaba al pintor a consultar al vecino de enfrente acerca de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito: "Él es quien ha de verla y disfrutarla; es natural que yo la pinte a su gusto".





Winthuyssen,
según Gabriel Vázquez Díaz.

 

Robos eran los de antes

"Hay algunos ladrones muy diestros en Buenos Aires como en todas partes, contra los que de nada sirven las rejas de hierro; casos han ocurrido en que han logrado llevarse la ropa de los que dormían, pescándola por entre las ventanas que habían quedado abiertas en la noche, valiéndose de un anzuelo atado a una de las largas cañas que traen del interior. De este modo, en un caso notorio, un rico reloj fue robado a un inglés de la relojera en que lo tenía a la cabecera de la cama, al tiempo que, despertado por su aterrada mujer, pudo echarle una última mirada cuando salía bailando por entre la ventana".

Woodbine Parish (1796-1882),
"Buenos Aires y las Provincias Unidas del Río de la Plata"

 
Apretón de manos

La costumbre de estrecharse las manos a modo de saludo procede de la antigüedad, épocas en que los caballeros eran de armas llevar. Por tanto, una manera de manifestar amistad o reconocimiento a la otra persona, lo mejor ara dejar las armas de lado y garantizar esa actitud ofreciendo la diestra vacía.
Un leve apretón reafirmaba el sentimiento noble que encerraba el saludo.

 
¡Agua va!

Hacer algo sin decir "agua va", es hacerlo sin avisar, como si nada ocurriera.
Hacia el año 500 cayó el imperio romano de Occidente. Roma y otras ciudades fueron saqueadas. Las instalaciones sanitarias (que eran muchas y públicas) fueron destruidas durante las invasiones y los saqueos. En las casas se solía usar el orinal y cuando querían deshacerse de los detritos, lo arrojaban a la calle, preferentemente de noche. Como una forma de alertar a los transeúntes, al vaciar el orinal se acostumbraba gritar, eufemísticamente, "¡agua va!".