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Defensores como somos de nuestra idiosincrasia y nuestra identidad, ya por aquel entonces, desde las páginas que teníamos a nuestro alcance, hicimos público nuestro parecer y recurrimos al tema toda vez que se dio la ocasión. Tiempo atrás llegamos a pensar que se trataba de una causa perdida y que ya no tenía sentido cualquier reclamo al respecto: si se volviese a la vieja numeración/denominación de las calles -pensamos-, el caos sería peor que el actual, dada la gran cantidad de nuevos vecinos que se asentaron en la región. Sin embargo pudo más el localismo que la razón, y se nos ocurrió preguntar en una red social qué pasaría si todos los vecinos colocáramos, junto al número de puerta de nuestra casa, el nombre o número original correspondiente a la calle. La respuesta fue asombrosa: cientos de adhesiones a la idea acabaron generando una reunión vecinal, que se llevará a cabo con posterioridad al cierre de esta edición. Está claro, entonces, que se trata de un tema profundamente inserto en el corazón de los citybellenses. Quienes han sentado aquí sus reales -porque nacieron aquí, porque vinieron desde chicos o porque llegaron con posterioridad pero se han identificado de manera estrecha con City Bell- siguen reclamando los nombres y los números que tradicionalmente han identificado a las arterias de su ciudad. Más aún, hay quienes reclaman nombres "genuinamente locales" para aquellas calles que sólo han sido bautizadas numéricamente. Todo sea por nuestra
identidad, por la memoria de quienes fueron pioneros en esta tierra.
Tenemos la sensación de que, a pesar de que ya lleva sus años
de trabajo, este empeño por defender nuestra identidad, recién
comienza; y que como decía Aldo Cammarotta, "no se vaya
que ahora viene lo mejor". |
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