Júpiter,
el Lucero,
y un Fitito fanfarrón |
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El pasado 1º de febrero el cronista le puso el pecho a la fiaca y se levantó tempranito, antes de las 6, decidido a retomar sus caminatas matinales. Suponía que algo del paisaje urbano podía haber cambiado: alguna obra en construcción, algún árbol más u otro menos Pero lo sorprendió el cielo, hacia el sudeste, con un Lucero que no brillaba en soledad, como de costumbre. Otra estrella muy junto a él le competía casi en tamaño e intensidad. La
misma observación le hizo Ricardo, el verdulero de Cantilo y
22, que a hora temprana acomodaba la mercadería llegada desde
el mercado.
-Te voy a averiguar qué es -le dijo el cronista, y prosiguió con su marcha terapéutica. Ricardo
es un tipo muy especial. Dicharachero y de buen humor -bromista, especialmente-
es acaudalado en paciencia y tiene un aire a Mel Gibson si uno lo mira
a la pasada y de refilón. No podía ser menos, si entre
sus colaboradores hay un sosías de Alejandro Dolina.
La verdulería del hombre es típico comercio de barrio con reparto a domicilio, servicio que presta su propietario a bordo de su Fiat 600 verde: uno lo ve pasar bufando, portando sobre el techo cajones de fruta y bolsas de papa y cebolla que no da más, el pobre -el auto, no su dueño-, con las patas (ruedas) abiertas como loro por el patio. Ricardo
tiene la sabiduría de quien se crió en el campo y de quien
se informa con la radio y el diario. Y sobre todo, de quien conversa
amigablemente con el cliente.
Así
fue que el tema de las estrellas volvió al ruedo el lunes siguiente,
cuando volvimos a pasar caminando por la esquina mientras el verdulero
acomodaba el perejil y las sandías.
- Son Venus y Júpiter -le informamos-. Y hoy forman un triángulo con la Luna, que está muy cerca. Le
contamos también lo que habíamos leído en el diario:
que en realidad es una ilusión óptica, porque Júpiter
está bastante lejos de la Tierra, y por la posición de
su órbita en estos días se ve así, como cercana
al Lucero. Y haciendo alarde de nuestra ignorancia, calculamos que la
distancia sería de algunos años luz.
- O sea que lo que estamos viendo ya pasó -razonó Ricardo-. Por lo menos hace algunos minutos - Más -siguió pifiando el cronista-. Pensá que un año luz es la distancia que recorre la luz en un año - Pero si la luz anda a 300.000 kilómetros por segundo, Júpiter queda lejísimos -prosiguió el verdulero con su razonamiento. - Y En
realidad, el cronista se había entusiasmado con el masomenómetro
de distancias. Júpiter dista de casa apenas 649 millones de kilómetros,
mucho menos de lo que suponía.
De
todas maneras, la respuesta del verdulero siguió siendo tan maravillosamente
soñadora como el espectáculo estelar:
- ¡Mmmm! Con dos tanques de nafta, en el Fiat, no alcanza. Es mucho gasto para ir; mejor me quedo mirándolo desde acá. |
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