CB Historico
Hoy es Historia


Hay un juego escondido en el hermetismo de los párrafos que siguen. Hablamos, eso sí, de lo histórico de las horas que vivimos


Hablar hoy de City Bell es hablar de su historia misma. Es que transitar el año de su Centenario, rememorar los recientes y actuales sucesos que conmemoran los cien años de su fundación es escribir, al mismo tiempo, un trozo de su historia.

Hemos tenido la gracia de ser parte de muchos de esos acontecimientos, tanto como espectadores como asumiendo un rol protagónico, si es que contar públicamente o por escrito aspectos de nuestro pasado como comunidad puede considerarse protagónico.

Hasta donde hemos sido capaces, procuramos que llegara a cada uno de nuestros interlocutores el pensamiento que nos ha acompañado y nos acompaña en todo este tiempo: "Dejemos nuestras huellas y la de nuestro calzado impresas en cada centímetro de su superficie. Veremos florecer la historia que las generaciones venideras habrán de necesitar para conocer su origen, para comprender su presente. Para seguir construyendo un City Bell como todos queremos". La frase está encerrada en un escrito que nos pidieron para imprimir en el menú de la cena del Centenario. Para nuestra sorpresa -y para alimento de nuestro ego-, no sólo fue colocada también en el reverso de viejas fotografías del pueblo devenidas en imitaciones de tarjetas postales (a modo de souvenir), sino que constituyó también el centro de los manteles en cada una de las mesas de la velada.



Habida cuenta de que las cifras oficiales hablan de unas 35.000 personas participando de los festejos, aceptemos que se trata de una cifra nada despreciable para una comunidad que andará en el doble de habitantes.

Hubo teatro, música, cine, canto, pintura, dibujo, desfile, venta de artesanías y otros productos, exposiciones de automóviles, de fotografías, de maquetas. Hemos dedicado una edición del libro que contiene historias de la historia de City Bell a estos cien años. Cada cual, a su manera, ha dejado su huella para los próximos años, y la posteridad.

¿Habrán comprendido los más chicos la trascendencia del momento? En algunas de las escuelas a las que fuimos invitados a exponer sobre la historia local, les transmitimos a los alumnos la inquietud: pensemos en dentro de 50 años, pensemos en el festejo por el cumpleaños número 150 de City Bell. ¿No les gustaría encontrarse con un testimonio de estos 100? ¿No sería lindo plantar hoy un árbol en el patio de la escuela como testimonio de quienes vivimos esta fiesta?

Horadar la piedra como una gota de agua. Hablar aquí y allá en estos meses posteriores a este mayo y hasta llegar al próximo, regando esta tierra prolífica y fértil
para que florezca la historia. Porque plantar la semilla es empezar la historia. Esa historia que no pasó ni habrá de pasar, sino que está hoy tan viva como siempre.

Hurgando en cada barrio, en cada calle, en cada vecino, nos toparemos con la herencia de nuestros mayores. Hagámosla nuestra.