"Nuestros"
Bell
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Este
Jorge Eduardo Bell es "nuestro" Jorge Bell, quien tuvo
cuatro hijos: Eduardo Jorge (su hija Illeana se casó con quien
luego sería presidente de facto de la Nación, Alejandro
Agustín Lanusse), Percival Guillermo, Ethel Maud, y Mabel Meay.
George Thomas Bell adquiere el 2 de diciembre de 1846, a Faustina Ximénez, el terreno de la estancia denominada "San Ramón" (por Ramón Rodríguez, antiguo propietario de quien toma su nombre el arroyo que hoy oficia de límite entre Gonnet y nuestra localidad), la que originalmente comprendía las suertes de estancia "Panes", "León" y "Gato". El 7 de mayo de 1851, Bell anexará además el establecimiento "Punta de Lara", propiedad de la familia Wright, tierras que en 1896 serán vendidas a Luis Castells y de cuyo apellido toma su nombre en la actualidad el barrio vecino de Villa Castells. |
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Don Percival En julio
de 1942 el mensuario "City Bell" publicaba un artículo
sin firma que reflejaba el relato de un lugareño refiriéndose
a la personalidad de quien por ese entonces era dueño de la Estancia
Grande, don Percival Bell. El hombre del relato comentó que en una oportunidad había acompañado a un veterinario amigo a curar un toro de la Estancia. "Poco tiempo después salí a cazar -prosigue-. Hermosa mañana. Sol radiante. Y muy tentadoras las perdices de don Percival. Sin saber cómo me encontré de pronto en sus tierras. El dueño de casa estaba curando ovejas y bien me cuidaba yo de no acercarme mucho a la línea de fuego, cuando he aquí que de pronto me veo a un peón montando un oscuro grande como un rancho, que se me echaba encima haciendo temblar la tierra. El muy bruto venía decidido a hacerme pagar la audacia. ¡Mi madre! Les juro que en ese momento cruzaron mil cosas por mi cabeza". El cazador intruso recordó al paisano que había estado allí curando al toro y pretextó que pasaba a saludar. El hombre de campo comprendió enseguida y en un guiño de complicidad, le indicó: "Ayacito hay un bajo que está de perdices hasta decir basta. Gánese por ahí y cace todo lo que quiera. Si el patrón se entera que le digo esto me saca el cuero a lonjas, pero en tratándose de usté, dotor"... Lorna Bell, hija de Percival, recuerda que había en la estancia una hectárea reservada para huerta de consumo interno, atendida por un italiano que había llegado como linyera, y había sido recogido por su padre como empleado del establecimiento. |
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