Larga
vida |
||||
|
||||
Lavié es platense, residente en Los Hornos, pero con una parte de su corazón arraigado en City Bell desde que en su infancia y adolescencia pasaba largas temporadas vacacionales en casa de sus primos en esta comarca. Hombre de trabajo por sobre todas las cosas, esposo y padre por vocación, se animó a exteriorizar lo que desde hace mucho tiempo no se animaba, y plasmó en 104 páginas una selección de escritos de su propia pluma. Y buscó una ocasión especial para hacerlo: las Bodas de Plata de su matrimonio y los 50 años de vida de su esposa Susana. |
||||
|
Ahí es donde el amor vuelve a engarzarse como una piedra preciosa en el anillo de los textos de Lavié: el ser amado, los hijos, los padres, City Bell, paisajes de su ciudad, los amigos, son temas que desfilan con la sencillez de quien fue un chico de barrio y hoy, cercano también a abrazar el medio siglo de vida, se dispone a repasar el camino andado y el que queda por andar. Menudo regalo el del esposo: la edición de un libro con sus sentires para depositar en las manos emocionadas de la esposa. Tal vez Jorge Lavié no aspire a ningún premio relevante de literatura, aunque a su poesía no van a faltarle adeptos. Pero con toda seguridad no va encontraría demasiados competidores si se postulase al primer premio de los románticos, enamorados e idealistas. |
|||
Con la
lectura de su libro queda claro, desde la primera hasta la última
página, que ni el amor ni la poesía han muerto. Larga
vida para ellos. |
||||