Hilaridad y aplausos en el show de un trío que está por nacer.

Si bien el escenario de este comentario fue una reunión familiar, la fecha del 13 de noviembre de 2010 puede llegar a ser la primera de una larga lista de actuaciones que se le augura a este trío aún sin nombre.

Bernardo Heras, Leandro Devecchi y Juan José Pettorutti se juntaron por vez primera para actuar en el Argentino Juvenil Club de City Bell durante el cumpleaños de un allegado y se llevaron todos los aplausos posibles. Tan debut era el show, que no hubo ni para un bis largamente pedido por la concurrencia.

Música y humor. Una combinación que no siempre da buenos resultados, excepto que sus intérpretes tengan el talento artístico suficiente, dominio de la escena, manejo de los tiempos. Y en este grupo, vaya si los hay.

Hablemos de ellos. El doctor (abogado) Juanjo Pettorutti es un gran músico de jazz -banjo y teclado-, aunque ese es sólo su hobby. Lo conocimos hace... en lo de un amigo en común, Bernardo Heras, antes de que integraran el grupo gestor de la Doctor's Jazz Band: él tocaba jazz en el piano y a falta de banjo, el anfitrión lo acompañaba en charango, en una suerte de "jazz andino". La Doctor's lleva ya por lo menos un cuarto de siglo de recorrer escenarios dentro y fuera del país.

Leandro Devecchi es dibujante y humorista, además de músico y uno de los más serios especialistas en Les Luthiers. De hecho, ha colaborado con ellos, es el ilustrador del libro de Carlos Núñez Cortés "Los juegos de Mastropiero" y viajó a Barcelona para presentarlo. Sus shows unipersonales de música y humor lo han llevado también a tierras lejanas y ha recogido aplausos por doquier.

Agréguese que todos ellos tienen experiencia internacional: Heras y Pettorutti tocaron con su banda en la mismísima Nueva Orleáns y se trajeron de allí la enorme satisfacción de haber sido ovacionados en la cuna propia del jazz. Devecchi, como se dijo, se trajo de Barcelona los aplausos que conquistó junto a gente del calibre de Les Luthiers.

Los tres se han juntado por vez primera para la ocasión y sumar sus talentos en respuesta a la convocatoria, y entonces encontraron la excusa perfecta para empezar a hacer realidad un proyecto que se venía conversando pero no concretando.

La combinación de jazz tradicional con los monólogos de Leandro da como resultado un producto de delicada hechura, una delicia para reír y reír.

La influencia luthierana en Leandro se patentiza en la técnica de instrumentos informales
de su propia factura y en no pocos recursos literarios de sus monólogos e introducciones.
El alma dixieland de sus compañeros de escena se transparenta en las improvisaciones y variaciones de temas tradicionales del jazz. El tango-bolero y el chamamé (con acordeón y guitarra incluidos), le pusieron el moño de la noche a un regalo que sorprendió y sigue generando los comentarios más elogiosos.

A tomar nota, entonces, que el éxito recién empieza. Tal vez el próximo año, haya que hacer cola para verlos.