Cuarto de huéspedes
El soldado que supo
qué hacer
Escribe Alberto Martín, especial para Citybellinos


Cuando fue conscripto en City Bell, René Favaloro
ya actuaba según los principios que todos le conocimos


Cuando lo estaban por operar, mi viejo me contó una anécdota de cuando Favaloro era colimba en City Bell. Una noche -me decía mi padre- hubo un accidente en el camino Centenario y entraron al cuartel unas monjas mal heridas. Cuando le avisaron al médico que estaba de guardia, éste respondió que la llevaran a otro lado o esperaran, pues estaba cenando.
El futuro cardiocirujano, que por entonces era soldado, hizo frente a esta situación sabiendo a lo que se exponía: no le importó y las atendió. La religiosa, a pesar de la atención recibida, falleció.
El médico increpó al soldado Favaloro por su accionar, queriendo culparlo de la muerte. Éste, a pesar del grado de su superior (creo que capitán) y sabiendo lo que se le podía venir, se le plantó y le dijo algo así como que si había algún culpable de la muerte era él, por no haberla atendido.
Ya graduado en medicina y habiendo alcanzado en grado que alcanzó en la carrera científica, René Favaloro charlaba con sus pacientes. Uno de eses pacientes fue mi viejo, quien le recordó esta anécdota. La respuesta de Favaloro fue cara de sorpresa, mientras decía "cuanto tiempo ha pasado".
Tal vez heredé la admiración de mi padre hacia él. Lo vi un par de veces en el Sanatorio Güemes y en el Hospital Italiano de La Plata. Y puedo asegurar que al verlo personalmente impactaba, y su presencia se imponía.


Recuerdo paterno

Alberto Martín es un amigo lector de Citybellinos. Su familia llegó a nuestra ciudad hacia la década de los '40 cuando su papá, don Héctor Martín, fue destinado como suboficial al recientemente instalado Batallón nº 2 de Comunicaciones del Ejército. Con el correr de los años, ya retirado de la actividad, el Suboficial Principal Héctor Martín fue operado del corazón por alguien que había sido soldado suyo: René Favaloro.