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Dibujás desde siempre. ¿También hacés humor
desde siempre?
- Los domingos, cuando nos juntábamos en la casa de la abuela,
los grandes jugaban a las cartas y los primos, a contar chistes. Yo
era el que los contaba.
- ¿Es
decir que nacieron juntos el dibujante y el humorista?
- No. Era dibujante como dibujan todos los niños. Todos tenemos
dibujos, guardados por nuestras madres, de cuando éramos chicos.
Pero a mí, quien me enseña a dibujar, básicamente,
es la televisión: el Pato Lucas, el Pájaro Loco, Bugs
Bunny. Yo miraba tele y dibujaba todo lo que estaba viendo. Yo me imagino
que todos los niños del mundo dibujan la televisión por
lo que me pasó a mí; tomo eso como general. Hasta ahora
siempre he sido un único niño... Supongo que a todos los
niños les pasa lo mismo. Entonces: era el chico al que le gustaba
mucho dibujar y también el primo que contaba los chistes.
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- Ahora te cambió el público...
- Ahora los dibujos los publico y los chistes ya no son mis primos los
que los escuchan Ya nos son chistes que escucho por ahí para
contarles a mis primos sino que los escribo y los escucha gente que
básicamente no conozco. Pero lo cierto es que hace 37 años
que hago lo mismo.
- ¿Cuándo
fue esa ruptura entre el antes y el después?
- Hay dos quiebres. Me rompió la cabeza "El mundo ha vivido
equivocado", libro de Roberto Fontanarrosa, y los discos de Les
Luthiers. Esto sucede entre los 15 y los 17 años. Escuchar un
vinilo de Les Luthiers fue para mí como una revelación,
como quien descubre la teoría de la relatividad. Y leer a Fontanarrosa
también fue una revelación, porque vi un tipo que escribía
como se habla. Es decir: para mí, un tipo que viene leyendo en
la secundaria Bodas de sangre, El Cid Campeador, El Quijote, de pronto
aparece a los 20 años un libro de Fontanarrosa que me presta
una amiga... para mí fue una revelación que el tipo escribiera
así.
- Ahí
está la base de lo que se venía...
- El pensamiento interno y absolutamente inconsciente fue: "Si
yo algún día hago humor, va a ser así, va a ser
esto". O sea. "Vamos a tratar de plagiar todo lo más
posible a esta gente en el amplio universo humorístico que hay
por ahí". Es decir: podés ser contador de chistes,
podés ser Jorge Corona, y de Corona a Les Luthiers tenés
un millón de intermedios. Yo disfruto mucho de Corona, pero a
la hora de escribir prefiero ser Les Luthiers. Tengo una cuestión
personal; no desmerezco una cosa u otra, tengo un gusto absolutamente
arbitrario y personal. Lloro de risa con Corona y lloro de la risa con
Tangalanga. Lo puedo hacer en un asado con amigos, pero no cobraría
por hacer eso. Sí disfruto más un juego de palabras complejo
que el chiste del supositorio, como diría Dolina. Otro quiebre
es Alejandro Dolina y lo es Leo Maslíah, en su complicación
de lo fácil.
Leandro es
Devecchi en su vida privada y civil, pero eligió ser Leanderthal
en su vida artística: "Leandro Leanderthal". Bajo
ese seudónimo firma ilustraciones, se presenta en sus shows,
hasta se identifica en Facebook.
- ¿Digamos
que recorrés desde Fontanarrosa hasta Maslíah entre los
15 y los 20 años, más o menos?
- Claro. Y en ese período se termina el secundario y ¿adónde
vamos? ¡A Bellas Artes! ¿Y qué hay en Bellas Artes?
Hay recreos, horas libres, tiempo muerto; y sobre todo que cambiaron
mis primos por compañeros, Ahora, a quienes tenía que
entretener eran mis compañeros de Bellas Artes.
- O sea que
cambiaste tus conejitos de India. ¿Hasta ese entonces no tenías
otras incursiones en el humor?
- Para ese entonces yo ya estaba en (la revista humorística)
La Gastada, con Carlos Pinto.
- ¿Cuál
era tu carrera en Bellas Artes?
- Licenciatura en Artes Plásticas, orientación Dibujo,
carrera que jamás terminé y nunca terminaré. Ya
había estudiado animación con Carlos Escudero, había
conocido a Carlos Pinto en el secundario y lo tenía en la Facultad.
Seguía estudiando y seguía siendo el compañero
hincha pelotas que cuenta chistes. Claro que para entonces los chistes
ya los escribía yo y se los leía a mis compañeros
en los recreos.
- ¿Cuándo
te enfrentás con un público desconocido, neutral?
- Cuando viene un compañero y me dice "mañana es
mi cumpleaños, traete la carpetita". Y entonces, en vez
de ser los compañeros de Bellas Artes, son los amigos de este
compañero, que me conocerían dos o tres. Después,
estaban los primos y los compañeros de él. Ahí
arranca el unipersonal de humor, que es ver si esa gente que no me conoce
se ríe, si el guión se banca por sí mismo. Y como
era un cumpleaños donde no tenía mayor riesgo que el de
aburrirlos, donde todos eran tan "civiles" como yo, empiezo
a probar en vivo, a prueba y error, qué funcionaba y qué
no.
- ¿Ahí
vinieron también las presentaciones en La Bell?
- De ahí a terminar en La Bell para hacer el primer show pasaron
cuatro años. Había que convencerlo a Guillermo (Canivano,
el dueño):
" - Te vengo a ofrecer un show.
" - ¿Qué hacés?
" - Estoy parado leyendo, pero la gente se ríe.
" - Y... bueno...
- Empecé
un 2 o 3 de septiembre de 2002, íntegramente con textos míos.
A su vez, publicaba humor en La Gastada. En el '94 habíamos empezado
con "Sobras de Arte" con Andrés Vendramín. Es
decir que tenía dos caminos paralelos; el de humorista gráfico
y el tipo que hacía historias breves.
- ¿Ahora dejaste la gráfica para hacer radio?
- Hoy estoy en la radio porque surgió eso. Pero si hay que hacer
un chiste gráfico todas las semanas, lo hago. Ahora terminé
de ilustrar un libro que tiene varias referencias a Les Luthiers. El
libro tiene unas cincuenta ilustraciones mías; no es humor gráfico,
pero es un dibujo de una interpretación gráfica del texto.
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- Vos debés ser uno de los mejores referentes y consultores acerca
de Les Luthiers y Mastropiero.
- Supongo que sí. A veces discuto con Núñez Cortés
sobre cosas del grupo y, a veces, tengo razón.
- ¿Cómo
llegaste a ser amigo de Núñez y a ilustrar un libro suyo
sobre Mastropiero?
- Mandando un mail en el '99 o 2000 con un fotomontaje que tenía
el cuerpo de los Beatles y la cara de Les Luthiers. Me contesta Jorge
Maronna (uno se los integrantes del grupo) desde su casilla de correo
personal. Me dice que muchas gracias y que en un par de meses Les Luthiers
venía a La Plata y me invitaba a ver el show en el Coliseo Podestá.
Voy y les llevo un ejemplar de "Pretextos" (mi primer libro)
a cada uno. Y Maronna me dice que le siga escribiendo.
- Pero
tu amistad, hoy es más con Núñez Cortés...
- Al mes voy con unos amigos a verlos a Buenos Aires y uno de mis amigos
lo conocía de antes. Después de la función Núñez
sale a saludarlo y yo le muestro mi libro y le digo: "mire, yo
soy el que escribió esto". Como en ese momento yo estaba
haciendo la página web sobre ellos, le digo "sé que
usted es el archivo del grupo, y yo quisiera algunas cosas". Y
me da su correo electrónico escrito en el programa. Así
que yo tengo el programa de "Todo por que rías" con
el correo electrónico de él y los otros cinco que fueron
conmigo lo tienen con su autógrafo. A mí me interesaba
mucho más la dirección de correo que el autógrafo.
Hoy tengo tengo muchas cosas firmadas por él.
- Ahí
empezó una nueva etapa...
- Ahí empezamos un ida y vuelta en el correo electrónico.
Él era, a su vez, fanático de mi página de Les
Luthiers (ellos no tenían una página oficial) porque le
había mandado muchos dibujos. Así que nos admiramos rápidamente.
Supongo que yo lo admiro más a él que lo que él
me admira a mí. Digamos que les he plagiado todo lo que sé.
- Digamos
que tenés un compromiso personal con Les Luthiers
- Sí... un compromiso personal que a mí me permite ver
el show varias veces. Hemos laburado juntos en documentos oficiales
de Les Luthiers y alguna vez le he corregido un documento oficial: datos
que no les interesan a nadie, pero que en realidad estaban mal.
- ¿Y
cómo es que terminás ilustrando el libro suyo?
- Viajé a Chile a hacer un show en un festival y justo estaban
ellos en Chile. Ahí un grupo de amigos más un grupo de
fans de Les Luthiers nos fuimos a cenar con Carlitos después
del teatro, y en un momento él se me acerca y me dice que está
escribiendo unas cositas, a ver si me animaba a ilustrarlas. ¿Cómo
no? A los seis o siete meses me llama para que vaya a su casa, que tenía
escrito medio libro. Le fui haciendo los dibujos, hasta que llega el
momento en que está terminado y se lo presenta en la Expo de
los 40 años de Les Luthiers en el Centro Cultural Recoleta. Ahí
me pregunta si tengo pasaporte, porque quiere que vaya con él
a presentar en Barcelona la edición española. Era la primera
vez que subía a un avión, que iba a un aeropuerto... A
mí no me gusta tomarme el micro 273 "BC" porque tarda
un montón, imaginate lo que era para mí un aeropuerto...
La ida, con él al lado, se hacía muy fácil. Lo
que se me complicada era la vuelta: Carlitos se volvía al cuarto
día y yo me quedaba cinco semanas... Pero tenía amigos
en Internet que me fueron alojando a lo largo de mi periplo por España.
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- Volvamos a acá. Fuiste uno de los "dibujodones de la contratapa
de "City Bell-Hechos y Personajes". ¿Hay un humor que
se identifique con City Bell? ¿O al revés?
- "Hechos y Personajes", "Vereda Bell"... no todo
es Mastropiero en mi vida. En la vida de "Hechos y Personajes"
firmaba muchas veces como "el humorista de la calle Cantilo".
Si podía meter una referencia a City Bell, lo hacía; si
no, lo mismo daba. Básicamente creo que la gente se ríe
de los buenos chistes. Si tenés un plus, mejor, pero no sé
si hay un humor citybellense. Yo hago humor, nomás; bueno, malo
o regular.
- ¿Sos
un dibujante convencional o adoptaste las nuevas tecnologías?
- Yo soy analógico en un mundo digital. Dibujo con lápiz
y papel, después escaneo y lo pinto con la computadora porque
soy muy malo pintando, pero lápiz, papel y goma. Lo mío
es analógico. Internet me ha brindado llegar más lejos,
pero trabajo a la antigua, con lápiz y papel.
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- Y ahora estás en La Redonda.
- Después viene esto de El Baúl, en La Redonda, donde
arrancó con un pequeño aporte humorístico de un
bloque y después, por eso de gente que entra y gente que sale
del equipo, terminé haciendo la parte humorística y la
co-conducción.
- Faltó la televisión...
- También hice tele visión con Mariel Bonelli, en Somos
La Plata. Una experiencia muy linda.
- Hay conflicto
de intereses entre Leandro Devecchi y Leandro Leanderthal?
- Yo hago de Leandro en la radio, de Leandro en la televisión,
y de Leandro en el unipersonal. Y ese Leandro no es muy distinto del
Leandro que está en la casa de la calle Cantilo, pero es un Leandro
que tiene sus partes de ficción, que no todo lo que dice es cierto,
cuya necesidad es entretener y hacer pasar un lindo momento.
- ¿Algo
de actor, entonces?
- No soy actor, soy así. El de Leandro es el único personaje
que sé hacer; creo que es capitalizar la boludez; es como decía
al inicio de la charla. Hace 37 años que hago lo mismo: escribir
y dibujar. Ahora me pongo un traje y cobro entrada, pero por lo demás
no es muy distinto a lo que hacía a los 7 años.
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