"Podría
ser a las cinco, después de dormir una siesta", propone
Héctor Soibelzon desde una punta de la línea telefónica.
Héctor Leopoldo Soibelzon es lector de Citybellinos y
hace ya tiempo que se contactó con la redacción interesado
en contar algo de su historia como vecino de City Bell y, además,
hablar de su dilatada carrera como ingeniero.
Don Héctor era, evidentemente, un gurrumín cuando con
sus padres llegó al pueblo como una familia más de las
muchas de las que por 1944 se instalaron en lo que por entonces llamaban
"la Córdoba chica". Su mamá era asmática
y parece que por entonces el clima citybellino tenía ciertas
bondades para quienes padecían esa afección.
"Vivíamos en 17 casi 11 -evoca-. Alquilábamos una
casa a un señor Miguel, quien se fue a vivir justo a la esquina.
Enfrente vivía el señor Alejandro Roñatowsky y
luego vivía un matrimonio ruso, cuya casa llegaba casi a la esquina
de 11. Después nos mudamos a 12 entre 17 y 19, hasta que se empezó
a construir esta casa, en 1953".
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City Bell y después
Hasta 1968 llega la primera etapa de la vida de Soibelzon en City Bell.
Ese año contrajo matrimonio y se fue a vivir a La Plata. Pero
desde hace tres almanaques, con los hijos casados y una casa que ya
le quedó grande, volvió a la vieja casa familiar de la
calle 12, ahora junto a su esposa.
"Hice toda la escuela primaria en la Escuela 12 de City Bell, calle
de tierra... Íbamos caminando... era como que la banda se iba
armando a medida que íbamos caminando. Venían los hermanos
Catalano, que los papás tenían el vivero en 12 y 21. Se
les acoplaba Cacho Luna y el hermano, Coco Catini, Zulema Martínez,
Beba Tassi, los Mariscotti, Tito Ranieri... Éramos un grupito
que íbamos por esta calle de barro (la 12). Tito Ranieri es amigo
mío y la esposa, amiga de mi mujer".
Soibelzon arranca con estos recuerdos su relato que comenzó en
aquel viejo City Bell y terminó en un racconto de su carrera
como ingeniero.
"Cuando era chico, me parecían distancias inmensas. Ahora,
cuando viajo por trabajo a Buenos Aires, voy por esta calle caminando
a tomar la Costera y me parece cerca".
Por ese entonces, "la manzana de enfrente a mi casa era baldío.
Jugábamos sobre la escarcha dura, que nos soportaba. Ese City
Bell con escarcha, ya no está", reflexiona en alusión
a las variaciones que ha sufrido el clima en la localidad.
"Siendo yo chico, desde la puerta de mi casa veía, con intermitencias,
el paso del tren, desde la Transradio hasta la calle 10 u 11 y después,
hasta la mitad del camino a Gonnet. Hoy eso no es posible, lo cual significa
que las construcciones crecieron muchísimo".
Salto Grande
Terminada la primaria en la Escuela 12, Soibelzon hizo el secundario
en el Industrial de La Plata para ingresar luego en la Facultad de Ingeniería.
Y allí se diplomó.
"Tuve trabajo casi enseguida -se alegra-. Empecé a trabajar
en lo que era DEBA y estuve diez años. Fueron años brillantes
para la Provincia. En 1966 casi no había líneas de alta
tensión y la hemos recorrido por todos los lugares en camioneta,
en helicóptero o como fuera haciendo los tendidos. Cuando hicimos
las líneas de San Clemente, Madariaga, Mar de Ajó, Santa
Teresita, como yo era el más joven y me arriesgaba a todo, manejaba
unos tanques de guerra que eran lo único con lo que se podía
ir de un lugar de esos a otro. Porque estaba San Clemente, la nada,
Santa Teresita, la nada, Mar de Ajó... 'a duna traviesa'. Entonces,
nuestros recorridos eran o por la playa con la camioneta, o por la traza
de la línea a instalar, con tanques con orugas".
"En 1976 yo era Jefe de la Sección Líneas del Departamento
de Transmisión de DEBA -continúa-. Había dos líneas
de 220 kw y otra de 132. Se estaba por construir Salto Grande y un amigo
me comenta que la empresa en la que él trabajaba se presentaba
en la licitación. Era un desafío profesional, porque se
trataba de 500kw. El pago que me ofrecía valía la pena
arriesgarse a cambiar. Alí hicimos Salto Grande, y las líneas
siguen en pie".
Satisfacciones
Entre 1979 y 1982, Soibelzon integra una consultora junto a otros colegas
y los nuevos desafíos lo llevaron por varios países del
orbe.
"La mía es una profesión que da satisfacciones -dice-,
porque además de hacer lo que a uno le gusta, se toma decisiones
que marcan el rumbo de la vida. Porque el joven de 18 años decide
qué profesión va a elegir y va a ser la profesión
de siempre, porque está eligiendo qué va a ser en la vida.
En mi caso, con la ingeniería electricista, pude hacer lo mío
y conocer el mundo. Dos de mis hijos son doctores en ciencias naturales;
la segunda de mis hijas es profesora de Bellas Artes. Entonces, cuando
viajo, después de hacer mi trabajo voy a los museos de ciencias
naturales y de bellas artes; así, ellos me van educando".
De esa época data su participación en la construcción
de la presa de Alicurá, donde fue Jefe del área Subestación.
Allí se aplicó una técnica basada en hexafluoruro
de azufre, nunca antes utilizada en el país, lo cual motivó
que Soiblezon fuera a especializarse en Suiza. También fue responsable
de la construcción de la represa hidroeléctrica dela quebrada
de Ullún, en la provincia de San Juan.
"En el 92 dejé la consultora. Fue un año atípico
para Yacyretá, porque un año antes el entonces presidente
Menem había dicho que se iba a terminar.
En ese momento recibí la invitación de una consultora
para irme a trabajar allá. En dos años había que
hacer la subestación, pero yéndose a vivir ahí.
Era un compromiso de quedarse hasta la inauguración".
Dado que el proyecto ya estaba hecho, Soibelzon tuvo por misión
supervisar las obras hasta dejarlas inauguradas. Pedro poco antes de
ese momento cumbre, recibe un llamado del decano de la Facultad de Ingeniería
de la UBA para hacerse cargo de la dirección del departamento
de Electrotecnia, del cual ya era profesor por concurso desde 1986.
Investigación
y después
Entonces "comenzó otra etapa de mi actividad profesional,
más alejada de la obra, que es la de hacer investigación
en ingeniería eléctrica. En 2006 me piden volver a la
UNLP, aunque sigo con tiempo parcial en la UBA".
Una o dos veces por semana, Soibelzon sigue viajando a Buenos Aires,
en cuya Universidad es Profesor Titular Consulto desde el 6 de marzo
de 2006, "por voto unánime del Consejo Académico",
destaca.
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