Desde que éramos jóvenes |
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Cuando el 28 de febrero de 1981 -hace ya treinta años- la banda Queen desembarcó en Argentina para esparcir su música sobre un público joven, algo comenzó a cambiar en la sociedad argentina. Tanto era así que en una época en que la música extranjera estaba prohibida -y buena parte de la nacional también- y en que el gobierno militar le había bajado el pulgar a la presentación de Kiss, Freddy Mercury y los suyos no tuvieron mayores obstáculos para presentarse en el estadio de Vélez Sarsfield, colmado de seguidores. El paso de Queen por Buenos Aires fue un acontecimiento de la época, cuyas semillas fructifican aún hoy. Faltaba aún gestar y ejecutar la última aventura perversa de la junta militar, su último intento de supervivencia, pero miles de jóvenes tuvieron esa noche, al menos, su oportunidad de sentirse vivos, y comprender que no todo estaba perdido en esta querida Argentina: junto con la música, aún tenían intactos sus ideales. De eso se trata este pensamiento: de los ideales. Volvemos atrás unos meses desde el momento apuntado, y recordamos el final de una cursada de primer año en la por entonces Escuela Superior de Periodismo de La Plata. "Señores -decía, palabras más o menos, el titular de la cátedra de Medios y Centros de Información- a lo largo de este año han acumulado una buena cantidad de apuntes y conocimientos en sus carpetas. Pero si no son capaces de llevarlos a la práctica, lo hecho a lo largo del año no sirve de nada". Era, claramente, un reto, un desafío. Las palabras fermentaron
y germinaron en el verano, tanto como para, en marzo de ese mismo 1981,
materializarse en la revista "Comienzos" de City Bell. Un
puñado de jóvenes locales y algunos más de La Plata
habían decidido recoger el guante de aquel profesor de periodismo
y hacer una publicación donde plasmar sus ideales. El 28 de febrero,
después de seguir el recital de Queen por televisión,
salieron de pegatina trasnochada por el pueblo, a sembrar una afirmación
que creían era una genial idea publicitaria: "Marzo será
el comienzo de algo nuevo", decían los afiches, y los muchachos
-ninguno había cumplido aún los 21 años- estaban
convencidos de que eran intérpretes de una época nueva
que estaba naciendo. |
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Más
allá de la calidad del producto, independientemente de su efímera
vida (diez ediciones en dos años), "Comienzos" fue
la expresión de jóvenes ideales que se sabían protagonistas
de un cambio. La democracia no figuraba aún en la agenda de ningún
gobernante y los derechos humanos eran un tabú para buena parte
de la ciudadanía, incluida la mayoría de nuestros jóvenes
periodistas locales. Sin embargo, sabían ellos que querían
un país distinto, un mundo nuevo, un hombre nuevo. Y "Comienzos"
quiso ser su granito de arena en la gran construcción.
Tener ideales era lo más nuevo y valioso que les podía pasar desde que habían dejado de ser niños y habían pasado a ser jóvenes. Escuchar a Queen en Argentina, era lo segundo más valioso, seguramente, y no estaban dispuestos a dejar pasar ni lo uno ni lo otro. |
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Marzo de 2011 |
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