Pensamiento

Tan igual y tan distinto


Tan igual y tan distinto es este City Bell al de hace algunos años (que no son muchos)... Cuando en anteriores aventuras periodísticas hablábamos del crecimiento y el desarrollo que estaba cobrando el pueblo, no sospechábamos el perfil de consumidores "ABC1" al que iba a apuntar la oferta comercial. No percibíamos que el ordenamiento del tránsito iba a ser un tema prioritario y que desde otras poblaciones vendrían combis con turistas a pasear por esta pretensión de shopping a cielo abierto. Qué poca imaginación o qué ingenuidad la nuestra.

Muchas veces hicimos hincapié en la identidad propia de City Bell, en su idiosincrasia, en las características de sus habitantes tan apegados a la historia local, a sus costumbres. Habituados a vivir en un pueblo que nunca llegaría a ser ciudad, a ser parte de una comunidad de caras familiares, de almacén de barrio y trato con el vecino, este nuevo City Bell se nos plantea como un desafío al discernimiento, a separar la paja del trigo, a aceptar como parte de nuestra nueva vida todo aquello que se nos ha instalado en la cotidianidad de la comarca.

Aquello que Saint Exupèry decía acerca de las rosas y las espinas, es así. Y si la rosa representa, en este caso, al progreso, las espinas simbolizan...

Debemos aceptar que sin progreso un pueblo no pasaría de ser un pobre caserío, y que lo que con cierto romanticismo nos cuentan los pioneros sobre los primeros adelantos de City Bell, era el inicio de su desarrollo y su progreso.

Ante este estado de cosas, ¿qué hacer? ¿Volver atrás en los logros? Los antiguos moradores son testigos y protagonistas de lo mucho que se luchó (que lucharon) por conseguir calles transitables, cloacas, agua corriente (que no en todos los barrios las hay), gas natural (lo mismo), teléfonos... servicios y adelantos todos que necesariamente traen aparejada una cantidad de indeseables, aunque mucho mayor es el bienestar que nos proveen.

La gran novedad de los últimos meses ha sido la implementación de un plan de ordenamiento del sentido de circulación en el radio céntrico y barrios aledaños del cual, a vistas de lo anunciado oportunamente, resta poner en marcha una segunda fase.

Inquieta saber los resultados de la evaluación hecha de la primera etapa, tomada como prueba piloto de un programa integral, dada la realidad comprobable y cotidiana de la falta de control por parte del organismo pertinente.

Hoy por hoy, es moneda corriente el estacionamiento en ambas manos de las calles en las que sólo se autoriza a hacerlo sobre la mano derecha. Las veredas de Cantilo siguen siendo invadidas por conductores desaprensivos, quizás los mismos que obstruyen las rampas destinadas al paso de discapacitados en el cruce de calles.

No estamos buscando sanciones, tan sólo una autoridad competente en educar al ciudadano en el buen uso del progreso.

Otro acertijo irresoluto lo constituye el de la vía de escape de plaza Belgrano, toda vez que consideramos que Cantilo no puede volver a tener, como décadas atrás, un único sentido de circulación en toda su extensión si se quiere mantener cierta actividad comercial en el segmento comprendido entre la plaza y el camino Belgrano.

Así las cosas, alentamos a avanzar en un plan integral e integrador para el buen uso de este nuevo City Bell que, si no supimos conseguir, al menos nos tocó heredar.

Y no olvidemos que la ciudad no termina en el casco céntrico. En el resto de su ejido queda mucho por hacer, por conservar, por construir y reconstruir. Hay mucha tierra virgen en el terreno de la edificación de una comunidad que echó aquí sus raíces y no está dispuesta a bajar los brazos en su lucha por un City Bell que siga ofreciendo la tranquilidad y la concordia que años atrás lo hicieron famoso.

Junio 2008