Pensamiento

Por un City Bell centenario


Con un pie en la casualidad y el otro en la causalidad, Citybellinos.com.ar se asoma a la vida de la comunidad en vísperas de cumplirse los 94 años de la fundación de City Bell. Creemos en aniversarios y cumpleaños no sólo ya como meras evocaciones sino como tiempos de reflexión, de introspección, de revisión y proyección.

Cuando el próximo 10 de mayo se ice la Bandera Nacional en algún mástil local y se entone el Himno estaremos, de algún modo, comenzando a deshojar los seis almanaques finales del primer siglo de vida de nuestra ciudad.

Sabemos que cien años no son ni más ni menos importantes que los noventa y nueve anteriores ni los muchos venideros. Pensamos, sin embargo, en la utilidad de fechas semejantes como motivadoras y disparadores de proyectos y metas.

Por más que no hemos encontrado documentos oficiales vinculados al nacimiento del pueblo que den el 10 de mayo de 1914 como fecha fundacional -en verdad parecería ser que fue el 10 de marzo en que se firmó la aprobación de sus planos-, nos hemos puesto a pensar en qué City Bell soñamos para el festejo de sus primeros cien años.

¿Se parecerán éste y aquél City Bell al soñado e imaginado por sus fundadores? ¿Habremos logrado ser una comunidad limpia, ordenada, con mayor seguridad en las casas y en las calles, con todos los servicios públicos funcionando como es deseable? ¿Tendrá City Bell su representación vecinal en el Concejo Deliberante o seguirá dependiendo de los avatares de un funcionario nombrado por el Ejecutivo comunal sin siquiera la posibilidad de elegirlo democráticamente?

Aunque tímidamente en su integridad como comunidad, City Bell es rica en organizaciones secundarias y del tercer sector ávidas de participación, capaces de manifestar y sostener sus reclamos pero, por sobre todo, de elevar su voz mediante la propuesta constructiva, que no se queda en la mera queja ni en la crítica.

Hay en la comunidad una rica oferta cultural con propuestas variadas casi todo el año. Sin embargo, observamos un déficit de espacios públicos aptos para ese fin, que ni el teatro Lumen Artis ni los clubes dan abasto para satisfacer. Una comunidad que carece de sus espacios para la libre expresión, está viviendo a medias su vida, capitalizando parcialmente su potencial histórico.

¿Sirve para algo reivindicar la historia de un pueblo y sus habitantes? A veces no alcanzamos a saber qué cosas son las importantes porque desconocemos cuál es el pasado. La historia y sus objetos por la historia misma no nos llevan a nada. Pero si no interesa el pasado, ¿para qué vivir el presente que será la historia del futuro?

Anhelamos, por tanto, un City Bell que en su centenario se sienta consciente de su pasado, que sepa interpretar su presente y avizorar su futuro. Un futuro que ha de ser de grandeza en tanto y en cuanto cada uno de sus barrios encuentre su papel en la Historia, crezca en identidad y proyecte su individualidad en ese todo que, como comunidad única e irrepetible, es esta localidad de City Bell.

Mayo 2008